La contaminación nos quita la salud

Temas: Salud  |  Tipos: Artículo
| Autores: Pere Teixidó | Publicado el:  21/03/2017

La contaminación atmosférica perjudica seriamente la salud, repetimos una vez más. En consecuencia, todo tipo de medidas son válidas para hacer frente a este peligro, aunque sean solo parcialmente efectivas, como las restricciones de tráfico en episodios de contaminación en grandes ciudades. Si alguien tiene todavía dudas sobre la múltiple peligrosidad de respirar aire contaminado, bastará con recordar algunos de los estudios científicos publicados en los últimos años al respecto. En un ejemplo de su esfuerzo de divulgación, el Instituto de Salud Global de Barcelona ha recopilado y ordenado algunos de estos trabajos y sus principales conclusiones.

 

 

Un ejemplo reciente es lo publicado el 20 de diciembre de 2016, con participación de expertos del ISGlobal. En este caso se advierte de que la exposición a la contaminación atmosférica se asocia a la hiperactividad e inatención en adolescentes.

Reducción de la esperanza de vida: Un incremento de solo 5 μg/m3 en la concentración de PM10 (partículas contaminantes de un diámetro menor de 10 micras) da como resultado la pérdida de casi un año de vida en las personas que respiran este aire contaminado, según un estudio liderado por el ISGlobal de Barcelona publicado en Environment International, diciembre de 2016.

Muertes prematuras: La contaminación atmosférica mata a casi 7.000 personas al año en España, según la evaluación más reciente de la OMS. La cifra de muertes atribuidas a la contaminación en China llegó a 1.032.833 personas en el año 2012


Aparato respiratorio

Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC): La contaminación atmosférica está asociada a cerca de 950.000 muertes anuales por EPOC. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 22% de las muertes prematuras anuales atribuibles a contaminación del aire interior causada por combustibles sólidos se producen por EPOC.
1 ISGlobal

Cáncer de pulmón: Más de 255.000 muertes anuales. Según la OMS, un 6% de las muertes prematuras anuales atribuibles a contaminación del aire interior causada por combustibles sólidos se producen por cáncer de pulmón.

Neumonía: Más de 510.000 muertes anuales. Según la OMS, un 12% de las muertes prematuras anuales atribuibles a contaminación del aire interior causada por combustibles sólidos se producen por neumonías.

Afectación de la función pulmonar: Función pulmonar reducida y menor crecimiento de los pulmones


Cabeza / cerebro

Ictus / accidente cerebrovascular: 1,4 millones de muertes anuales. Según la OMS, un 34% de las muertes prematuras anuales atribuibles a contaminación del aire causada por combustibles sólidos se producen por accidentes cerebrovasculares.

Daños en el desarrollo neuronal: Demostrados en animales y en fase de estudio en humanos.

Problemas de salud mental: Autismo y problemas de conducta en niños.

Enfermedades neurodegenerativas: Daños similares a los de un cerebro con Alzheimer.


Corazón

Infarto de miocardio: Más de 1,1 millón de muertes anuales. Según la OMS, un 26% de las muertes prematuras anuales atribuibles a contaminación del aire interior causada por combustibles sólidos se producen por infartos de miocardio.

Arritmia: Factor desencadenante de arritmias.

Fallo congestivo cardíaco: Evidencias consistentes relacionan contaminación atmosférica y mortalidad y morbilidad cardiovascular.


Reproducción humana

Nacimiento prematuro: Incremento del riesgo, según múltiples estudios de CREAL-ISGlobal.

Peso reducido al nacer: Incremento del riesgo, según múltiples estudios de CREAL-ISGlobal.

Preclampsia: Incremento del riesgo, según múltiples estudios de CREAL-ISGlobal.

Calidad del semen: Una revisión de estudios apunta que la contaminación atmosférica afecta negativamente a algunos de los parámetros de calidad del semen. Los autores creen necesarios más estudios para detallar estos efectos.


La salud física mental de los jóvenes, en juego

La exposición a contaminantes atmosféricos se asocia a una mayor hiperactividad y déficit de atención en adolescentes, según una investigación realizada con dos grupos de niños y jóvenes alemanes a lo largo de 15 años (desde el nacimiento hasta la adolescencia. El estudio es resultado de la colaboración entre ISGlobal y varios centros alemanes; y ha sido publicado en la revista Environment Internationa l (edición de diciembre de 2016)

Numerosos estudios confirman la asociación entre contaminación del aire y un rango de problemas cardiovasculares y respiratorios, pero hay pocos estudios sobre su efecto en problemas conductuales y de aprendizaje durante la adolescencia. Algunos estudios recientes, uno de ellos realizado con escolares españoles, indican que hay una asociación entre rendimiento cognitivo y exposición a niveles elevados de contaminantes asociados al tráfico. El problema es que dichos estudios evalúan síndrome de déficit de atención (TDAH) y exposición a contaminantes en un sólo momento, y no a largo plazo.

El objetivo de este nuevo estudio fue investigar la asociación entre la exposición individual, a largo plazo, de contaminantes asociados al tráfico y la prevalencia de hiperactividad y déficit de atención en un total de 4.745 niños nacidos en áreas urbanas (Múnich y áreas colindantes) y rurales (Wesel y áreas vecinas). Los autores usaron datos sobre la media anual de contaminantes atmosféricos como NO2, PM10 (partículas en suspensión de diámetro menor a 10 micras) y PM2.5 para el área de residencia de cada niño en tres momentos de su vida: su nacimiento, a los 10 y a los 15 años. Las pruebas de déficit de atención/hiperactividad se realizaron a los 10 y a los 15 años.

Los resultados muestran que la hiperactividad/inatención en los niños de 15 años se asoció con la exposición a PM2.5 y humos negros (carbón) a los 10 y 15 años de edad. Esta asociación se mantiene tras ajustar varios factores como la exposición pasiva al humo del tabaco y la proximidad a espacios verdes urbanos. Sin embargo, subraya Elaine Fuertes3, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, “dado que los resultados dependen de cómo se clasifican los niños que se encontraban en valores límites de hiperactividad/inatención, estos resultados necesitan ser confirmados por otros estudios”. Aunque se desconocen los mecanismos por los cuales la contaminación atmosférica puede afectar el desarrollo neurológico en los niños, se piensa que las partículas en suspensión pueden desencadenar una inflamación del sistema nervioso, como se ha observado en algunos modelos animales. Dada la prevalencia de la contaminación atmosférica a nivel global, “es de vital importancia continuar estudiando los efectos de la misma sobre el desarrollo neurológico, ya que se trata de condiciones con un alto impacto social y de salud pública”.

Artículo científico de referencia: Traffic-related air pollution and hyperactivity/inattention, dyslexia and dyscalculia in adolescents of the German GINIplus and LISAplus birth cohorts. Environment International 2016; 97: 85-92

Sobre los autores

Pere Teixidó

Director técnico de Asesoría de Prevención en Mutua Universal

La contaminación nos quita la salud