La detección precoz de la enfermedad es importante para tratarla con éxito. La información necesaria para un buen diagnóstico y tratamiento se consigue a través de la historia clínica, la exploración física y las exploraciones complementarias.
- Historia clínica. Cuando una persona va a su primera visita por algún síntoma o molestia o derivada como consecuencia del programa de cribado, el médico, antes de hacer cualquier prueba, hace muchas preguntas relacionadas con su salud, las enfermedades previas, las enfermedades de sus familiares y ciertos estilos de vida, como los hábitos dietéticos, la situación laboral, el consumo de tabaco y alcohol, etc. Además, el personal médico hace preguntas como por ejemplo: ¿qué le pasa o cómo se encuentra?, es decir, pregunta por los síntomas que presenta y cómo afectan a su vida cuotidiana (número de síntomas, síntoma principal, tiempo que hace que lo tiene, cuándo y cómo empezó, qué es lo que empeora los síntomas y qué los mejora, entre otras preguntas).
- Exploración física. Se basa en el reconocimiento directo del cuerpo, mediante la auscultación, la palpación, la percusión y la observación para identificar signos de la enfermedad. En función del resultado de la exploración y según los posibles diagnósticos, el personal médico propone, si es necesario, hacer una serie de pruebas.
- Exploraciones o pruebas complementarias. En función de la valoración que el personal médico haga tanto de la entrevista como de la exploración física, solicitará aquellas pruebas que sean necesarias para poder hacer, confirmar o descartar un diagnóstico determinado y fijar el tratamiento más adecuado.