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Llegar a salvar una vida supone seguir una secuencia de pasos. Pasos conocidos como las anillas que forman la “cadena de la supervivencia” y que son de vital importancia.
Cuando una persona presente un dolor muy intenso en medio del pecho y que no desaparece después de 5 minutos de reposo, se tiene que sospechar de un ataque al corazón. El dolor puede quedar localizado en el pecho, pero se puede extender por el brazo, la mandíbula o el cuello.
Ante tal sospecha, se deberá llamar inmediatamente al teléfono de emergencias para comentar la situación. El teléfono único de emergencias en los países de la Comunidad Europea es el 112.
Cuando ante nosotros tenemos una persona que posiblemente ha sufrido un paro cardiorrespiratorio, procederemos a realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP). Para reconocer la situación y obrar de la forma más adecuada, seguiremos una secuencia ordenada que nos facilitará el trabajo.
Nos acercaremos a la víctima con precaución, asegurándonos que no hay ningún peligro ni para nosotros mismos ni para la víctima ni para nadie que esté cerca.
Sacudiremos con cuidado, llamaremos y estimularemos la víctima preguntándole en voz alta: “¿Se encuentra bien?”
Si la persona no nos contesta o no reacciona ante nuestros estímulos consideraremos que está inconsciente.
Uno de los problemas de las víctimas inconscientes y que se encuentra barriga en alto es que la propia lengua puede bloquear la vía aérea, situación que podríamos solucionar fácilmente echando la cabeza atrás y levantando el mentón. Con esta técnica evitaremos que la caída de la lengua obstruya la entrada del aire en los pulmones. Para llevarla a cabo:
A la vez que mantenemos la vía aérea abierta, comprobaremos si respira con normalidad. Para ello nos acercaremos a la víctima y:
Si la víctima no responde y no respira con normalidad, entonces: