Cuidado de la salud mental en la vuelta al trabajo tras COVID-19
Volver fuertes y con energía. ¡Superando el próximo objetivo!
Juntos afrontamos una nueva etapa, nuevos retos. Somos diversos y cada uno desde nuestra situación, nos disponemos a avanzar preservando nuestra seguridad y salud, así como la de los demás.
Tenemos mayor conocimiento y más cautela debido a la incertidumbre por los cambios que puedan producirse en el futuro. Por eso, estar alerta, extremar las precauciones o experimentar cierta ansiedad es normal. Y es que asomarnos y salir a esta nueva realidad desajusta nuestro sentimiento de vulnerabilidad y nuestra confianza, así que nuestro cerebro debe re-adaptarse.
Necesitamos continuar con nuestra vida, y este retorno nos brinda una oportunidad para recuperar nuestro bienestar. Debemos afrontar el miedo y la incertidumbre. Nuestras fortalezas, así como lo aprendido en esta experiencia y el esfuerzo de adaptación realizado gestionando emociones diferentes y, a veces, intensas pueden ayudarnos mucho.
¿Qué nos puede pasar?
- La vuelta al trabajo reactiva nuestra sensación de inseguridad y produce en nosotros múltiples reacciones diferentes. La dificultad para regular estas reacciones y emociones es normal en la situación actual.
- Extremar las distancias y restringir el contacto personal colocándonos en un estado de hipervigilancia hacia todo lo que hacemos, tanto nosotros como los demás.
- Podemos sentirnos inquietos, preocupados por nuestra protección o la de los demás.
- Los automatismos que antes nos movían no nos sirven. Tendremos que revisar todos los procesos de nuevo y reaprender otros hábitos, lo que requerirá mayor atención, autocontrol y esfuerzo adicional en la tarea.
- Re-experimentar tensión emocional al volver al trabajo. Precisamos mayor concentración y tal vez podríamos reprimir emociones que necesitamos expresar.
- Los primeros días y/o semanas, o en momentos de sobreexigencia, puede costarnos volver al trabajo. Podemos estar irritables, tener dificultad para descansar, sufrir desorden en la alimentación o cansancio.
- Durante estas semanas todos hemos sufrido pérdidas, y algunas difíciles y muy dolorosas. La tristeza o el abatimiento también pueden estar presentes en nosotros.
¿Qué podemos hacer?
- Conocer bien los procedimientos de trabajo y resolver todas las dudas. Seguro que hay cambios más o menos importantes que es necesario saber. Esto aumentará nuestra seguridad y confianza. La seguridad de cada uno hace crecer la confianza de todos.
- Tomarnos tiempo para decidir, planificar acciones y dosificar esfuerzos sin exigirnos demasiado al principio, facilitará la adaptación.
- Concentrarnos en lo que sí podemos hacer. Mantener una actitud proactiva para afrontar la nueva situación y los cambios que comportan: ¿qué puedo hacer yo?, ¿cómo puedo ayudar a los demás?
- Estar informados evitando la sobreinformación. La exposición continua mantiene activado el sistema de alerta y genera inseguridad.
- Confiar en nosotros. Seguimos haciendo bien nuestro trabajo y nuestras competencias son las mismas. Lo que es nuevo son las condiciones derivadas de esta situación a las que debemos adaptarnos.
- Mostrar empatía, escuchar y compartir, ayudará a apoyarnos los unos en los otros. Recuerda el poder de la sonrisa y del sentido del humor.
- Mantener visión de equipo. Somos interdependientes y nos necesitamos para que todo funcione. Podemos apoyarnos mutuamente aportando cada uno nuestras capacidades. Estando vigilantes para que todos cumplamos las normas también nos cuidamos como equipo.
- Observar lo que sentimos para tomar conciencia de lo que necesitamos. Compartir emociones para obtener apoyo.
- Cuidarnos. Estar ocupados, hacer ejercicio, desconectar la mente, realizar otras actividades, alimentarnos bien y descansar. Busca un momento del día para ti, para expresar tus emociones y relajarte.
- Reconocer las señales de activación excesiva como la hiperactividad, la falta de sueño o la irritabilidad. Si las reacciones persisten o empeoran contacta con profesionales.