¿Podemos prevenir los trastornos musculoesqueléticos?

Los movimientos repetitivos en el puesto de trabajo, junto con otros factores de índole psicosocial, individual u organizativa, influyen en la aparición y desarrollo de trastornos musculoesqueléticos (TME). Estas dolencias son las más comunes de carácter laboral en España y Europa y representan un problema importante tanto en materia de salud (dolor directo, malestar, pérdida de calidad de vida, etc.) como en costes asociados para las empresas (absentismo, pérdida de productividad, nuevas contrataciones, formación de personal, etc.).
Por todo ello, resulta fundamental tener en cuenta las medidas de prevención que pueden seguirse para tratar de evitar o minimizar el riesgo de sufrir estos trastornos. Repasamos los consejos básicos en las tareas más habituales:
Manipulación manual de cargas
- Recordar la regla básica de cualquier manipulación: la carga debe situarse lo más próxima posible al cuerpo.
- Intentar manipular las cargas pesadas o voluminosas en equipo.
- Realizar pausas para compensar la fatiga excesiva o alternar la manipulación de cargas con otras tareas más livianas.
- Utilizar, siempre que sea posible, medios auxiliares para la elevación y el transporte de cargas pesadas (grúas, cintas, transportadoras, carretillas, etc.).
- Realizar ejercicios de calentamiento general antes y después del trabajo.
Posturas forzadas
Es el caso de posturas en las que el cuerpo no está en posición natural y que se mantienen durante un tiempo prolongado. Algunos ejemplos de posturas forzadas son inclinar la cabeza más de 30º, inclinar la espalda más de 45º o la acción de levantar los brazos más de 60º. ¿Cómo tratar de prevenirlas?
- Procurar mantener posturas neutras el mayor tiempo posible, tratando de organizar el espacio de trabajo para que todo quede a mano.
- Realizar descansos para permitir la recuperación de músculos, tendones y ligamentos.
Tareas repetitivas
Las tareas repetitivas, ya sea por la repetición de ciclos de trabajo o de acciones y gestos, son uno de los principales riesgos laborales generadores de TME. Puede minimizarse su impacto a partir de medidas como:
- Emplear herramientas manuales de diseño ergonómico que permitan que la muñeca permanezca recta con el antebrazo.
- Emplear productos lubricantes que reduzcan las fricciones y, con ello, rebajar la fuerza manual en el caso de operaciones de ensamblaje (conectar tubos, encajar pestañas, introducir piezas en huecos, etc.).
- Evitar el uso de herramientas que transmitan vibración.
- Evitar utilizar la mano para golpear.
Uso de pantallas de visualización de datos (PVD)
Aunque a menudo no se considere o se minimice su impacto, el uso prolongado de pantallas es otro de los entornos más habituales de riesgo de TME. Deben prestar especial atención aquellos trabajadores que superen una media de cuatro horas diarias de exposición a pantallas, lo que aumenta el riesgo de fatiga visual, física y mental.
Algunas pautas para prevenir la fatiga visual son:
- Utilizar un nivel de iluminación entre 500-1000 lux para la lectura y escritura de impresos y otras tareas habituales de oficina.
- Evitar los reflejos, orientando correctamente el monitor respecto a las fuentes de luz y utilizando una mesa de superficie mate.
- Mantener limpia la pantalla del monitor.
Por su parte, el mejor remedio para evitar la fatiga física es tratar de mantener una postura correcta, según los criterios que describimos en Prevención en tu puesto de trabajo.
Por último, para prevenir la fatiga mental se recomienda:
- Alternar tareas que impliquen diferentes grados de concentración.
- Realizar descansos (mejor cortos y frecuentes que largos y espaciados). Vale la pena recordar los ejercicios prácticos que propusimos en Pausa activa en el trabajo: mejora tu salud en la oficina.
En el próximo artículo abordaremos la prevención específica para aquellos profesionales que trabajen con ordenadores portátiles, bien sea de forma habitual u ocasional.
Fuente: Mutua Universal