Verano y mascarilla: cómo cuidar de la piel durante la época de calor

La mascarilla se ha convertido en un elemento indispensable en nuestro día a día. Con la llegada del verano, y a pesar de la flexibilización de su uso en lugares abiertos, resulta conveniente seguir utilizándola como escudo protector frente a la propagación del coronavirus, tanto para nosotros como para los demás.
No obstante, el binomio calor-mascarilla no resulta una buena combinación. Además de las dificultades en la respiración que puede provocar en algunos casos, supone también un pequeño quebradero de cabeza en lo relativo al cuidado dermatológico, sobre todo en aquellas personas de piel sensible, tendencia atópica u otro tipo de afecciones.
Bajo la mascarilla, la piel no respira. Por este motivo, el contacto prolongado puede causar molestias y algunos daños: no resulta extraña la aparición de acné, erupciones, sarpullidos, dermatitis e irritaciones, entre otras. Es recomendable seguir algunos consejos básicos para preparar la piel y tratar de impedir o minimizar la aparición de estos daños:
- Limpieza adecuada del rostro. En la rutina de cuidado diario de la piel, la limpieza resulta esencial. La mascarilla suele provocar más sudoración y, debido a la mayor humedad, se produce más sebo y pueden aparecer brotes de acné. Por ello, es necesario limpiar el rostro más a menudo; especialmente, justo después de quitarse la mascarilla.
- Hidratación de la piel. El uso continuado de la mascarilla también puede dar lugar a irritaciones, descamaciones, enrojecimiento y otras molestias. Para mantener en buen estado la barrera de protección de la piel, es más importante que nunca tener la piel hidratada. Además de las consecuencias relacionadas con el uso de mascarilla, una hidratación adecuada ofrecerá una mejor protección frente al sol y los agentes de polución. Para los roces que puede provocar la mascarilla, una vez hidratada la piel se puede aplicar vaselina en las zonas de mayor fricción (nariz y/o pómulos).
- Uso de protector solar a diario y adaptado a cada fototipo. Aun con la mascarilla, la radiación UV puede llegar a la piel dado que el material del que están fabricadas no protege de los rayos UVA. En este sentido, los expertos recomiendan reaplicar protector solar cada dos horas, especialmente si se trata de una exposición prolongada al sol. Al terminar la jornada, se aconseja también recurrir a alguna crema con efectos calmantes.
- Precaución con el maquillaje. En caso de notar algún tipo de molestia en la piel, resulta recomendable no utilizar maquillaje, pues ocluye los poros. Es preferible utilizar alternativas como los factores de protección o cremas con color.
El uso de la mascarilla no supone olvidar los cuidados que necesita para la piel para que podamos protegerla del sol, así como de posibles irritaciones y molestias que puedan aparecer por su uso.
Fuente: El Mundo, el Nacional, blog ISDIN, 20 Minutos