Cuando el trabajo afecta a nuestra salud: los síndromes laborales más comunes

En el día a día de cualquier empresa se generan tensiones de todo tipo que pueden afectar tanto al desempeño y productividad de la plantilla como a la actividad general de la compañía. Los expertos señalan que estas tensiones cotidianas son, entre otros factores, causa frecuente de la aparición de los llamados “síndromes laborales”.
Las situaciones de estrés o de falta de comunicación entre compañeros se han visto agravadas en los últimos meses como consecuencia del nuevo entorno de trabajo generado por la pandemia, con la rápida adopción del teletrabajo, mayores niveles de fatiga laboral y un cambio en el estado emocional de los empleados. Esta realidad no ha pasado desapercibida en las empresas, tal y como señala el estudio Retos de las empresas españolas en la era COVID-19, elaborado por Sodexo, que recoge la preocupación por mitigar el estrés de la hiperconectividad, entre otros aspectos.
Para la prevención de estos síndromes, es fundamental conocer su definición y los síntomas más habituales:
- Síndrome del “trabajador burbuja”, sufrido por aquellos trabajadores que consideran que no desconectan al 100% de su trabajo y tienen dificultades para conciliar la vida personal y laboral. Esta situación se ha visto agravada con la rápida implantación del teletrabajo y la consecuente hiperconectividad laboral actual. Para disminuirlo, las empresas deben tratar de instaurar programas de actividades que fomenten hábitos saludables.
- Síndrome del “trabajador quemado” o burnout: es uno de los síndromes laborales más conocidos, reconocido como enfermedad en 2019 por la Organización Mundial de la Salud. Entre sus síntomas más característicos se encuentran un agotamiento físico, mental y emocional que se manifiesta, principalmente, a través de la ansiedad. Para tratar de prevenirlo, resulta aconsejable aplicar herramientas de escucha para detectar las situaciones que provocan estrés en los empleados y poder anticipar el problema.
- Síndrome del impostor: trastorno psicológico que define la incapacidad que tienen algunos empleados para asumir y atribuirse los éxitos alcanzados a nivel laboral, considerando que se han producido gracias a factores externos a ellos. Afecta especialmente a las mujeres y una buena herramienta para prevenirlo es el fomento de la seguridad y la autoconfianza.
- Síndrome de Estocolmo laboral: se produce en situaciones en las que el empleado sufre una ofensa por parte de un superior, pero no es capaz de detectarla e incluso la justifica. Esta aceptación responde a un sentimiento de empatía hacia el superior, que empequeñece y hace cada vez más vulnerable al empleado, con el riesgo de que afecte a su rendimiento y productividad. Para tratar de evitar este tipo de situaciones se recomiendan los sistemas de liderazgo más horizontales, en los que exista espacio para el diálogo.
Tratar de prevenir estos síndromes supone invertir en medidas en favor de la salud de la plantilla y, por ende, del bienestar laboral en las empresas. La salud física y emocional de los trabajadores es fundamental para el buen desempeño de la actividad de cualquier compañía, por lo que se debe continuar apostando por políticas de bienestar físico y emocional de sus trabajadores, creando una “cultura del cuidado”.
Fuente: Observatorio Recursos Humanos, Prevencionar, Objetivo Bienestar, blog Think Bing.